LA ESPERA
Que larga es la espera,
del que espera y desespera.
Clavando sus miradas esquivas,
retorciendo el mar con sus agonías.
Renuevo el limo de los cienos iniciales.
Permanezco en lo íntimo del seol.
Reprime el estruendo de mil trompetas,
que anuncian la rutina de los fieles reflejos.
El mar embrabecido de turbios vientos.
La plantilla de mis zapatos, escurre dolorida.
Pesarosa por los largos viajes,
enturbiada de singulares mutaciones.
Ayúdame por tu sangre derramada,
de este hondo pesar que me embarga.
Derriba las torres que se alzan monstruosas.
Al albur de vientos sinuosos.
Conviertes lo escarpado de las cimas,
en un manto poblado de nieves.
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