PESO DE LAS EDADES
Al secreto del arcano repliego
mis alas.
Conciernes muy leve con el beso,
tus caricias amables.
Impenetrable es el sentimiento,
la incertidumbre de nuestro ser finito.
Llegamos a este mundo,
en la rueda de los vendavales
Tiramos del carro de las edades.
Nos limita la finitud de los caminos.
La flor que despliega sus pétalos
y me envuelve en el licor de su perfume.
Efímero lo es todo,
como la nieve y el sol.
El campo abre sus trigales a
la luz del eterno ser.
Bordeamos la vida por sus inmensos canales,
sin saber el alcance de nuestros días.
Cercenas cada momento,
fina lucha de lluvias,
Encerrados en un callejón retorcido,
rodeado de livianas hojas de sauce.
Recorre el hada de los tiempos.
Uno, dos, tres, espejo de almas perdidas
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