VÉRTIGO

Clamas en lo escondido del barranco.
Te asomas viendo volar los pájaros,
al tibio sol de invierno.
Recobran los relojes,
sus ansias sinceras de vida.
Desde el árbol inicial,
asoma un fruto nutrido
que todos los caminantes ansían gustarlo.
Las olas anulan mis sentidos,
los párpados no me dejan recordar.
El día que te encontré fue dichoso,
aunque ese abismo se abría lentamente.
El crepitar del fuego hipnotiza mis ojos,
anulando el vértigo que me producías.
La gárgola engañosa sonríe y gime,
asomada desde el pináculo.
Dejo el barranco
para entrar en tu estancia.
Lugar de meditación y recogimiento,
espejo de miles de estrellas.
Anidan profundas voces,
retumbando en mi íntimo ser.


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