El empecinado



Érase una vez un presidente empecinado,
que saltándose todas las reglas
aún queria tener el poder de su pueblo entero.

Érase un pueblo, en busca de una entidad,
peleando muy duramente por ella.

Érase un gobierno, que mudo y ciego
no aplicaba más que varas de cástigo.

Érase y todavia lo es,
que no sabemos el fin de esta larga historia.

Giran los actores a sus distintos compases.
Dan vueltas en una rueda que perdió su eje.

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